Antes de poner en práctica esta técnica, es conveniente que le expliques bien el funcionamiento del semáforo y diseñes uno en casa. También debes explicarle que las emociones no son sus “enemigas” pero que existen algunos estados emocionales, como la ira, el miedo y la frustración, que pueden llevarle a comportarse de manera inadecuada, haciendo daño a los demás o a sí mismo. Por eso es importante aprender a gestionar esas emociones cuanto antes.
• Rojo: significa detenerse, y se debe activar antes de que el niño pierda por completo el control.
• Amarillo: significa reflexionar, es el momento para encontrar la solución más adecuada para el problema que provoca la ira o frustración.
• Verde: significa avanzar y poner en práctica la solución, pero siempre de manera responsable y sin herir a los demás.
De cierta forma, los colores del semáforo representan las etapas de la gestión emocional. En un primer momento se experimentan esas emociones, entonces es necesario detenerse para que estas no tomen el mando. Luego se pasa a una fase en la que es necesario reflexionar sobre lo ocurrido, es una etapa de pausa donde en un primer momento pueden acumularse más emociones negativas pero poco a poco estas se van disipando dejando en su lugar emociones más agradables y positivas. Por último, llegará el momento en que sea posible poner en práctica una estrategia de afrontamiento razonad
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